La cistitis intersticial es una enfermedad crónica de la vejiga, de origen no del todo establecido, aunque parece que podría tratarse de una patología autoinmune. El elemento fundamental de dicha enfermedad es la existencia de una inflamación crónica en las paredes de la vejiga, lo que condiciona la aparición de los síntomas fundamentales de esta enfermedad, que son: dolor en la vejiga, especialmente cuando se va llenando de orina; escozor o ardor al orinar; sensación constante de ganas de orinar; orinar con frecuencia, incluso por las noches y urgencia miccional.
Los últimos estudios sugieren que el problema se origina por un deterioro en el epitelio de la vejiga, que es la capa que recubre por dentro sus paredes. Como consecuencia de este deterioro, el epitelio pierde su impermeabilidad y permite que las sustancias disueltas en la orina pasen hasta el espesor de la pared de la vejiga, donde se depositan y provocan la inflamación.
Para resolver esta situación, uno de los tratamientos más efectivos es la combinación de infiltraciones de la vejiga con plasma rico en plaquetas (PRP) e instilaciones vesicales con ácido hialurónico. Vamos a explicar en qué consiste este tratamiento combinado.
El PRP es un tratamiento muy efectico para reducir la inflamación y regenerar tejidos sanos. De hecho, es el mecanismo fisiológico de regeneración que ocurre en el cuerpo cuando se produce cualquier lesión, inflamación o daño. La única diferencia es que, con la infiltración, lo que hacemos es introducir una gran concentración de factores de crecimiento y regeneración, liberados por las plaquetas, en las zonas inflamadas, muy superior a lo que ocurre de forma fisiológica. Estas infiltraciones se realizan en el quirófano, bajo sedación.
Las instilaciones de ácido hialurónico consisten en introducir un líquido en la vejiga, que contiene una elevada concentración de este producto, lo que contribuye a restablecer la integridad del epitelio dañado y recuperar su impermeabilidad. Las instilaciones se ponen en la consulta, es un procedimiento rápido, no doloroso y que no requiere ninguna preparación especial.
Normalmente combinamos ambos tratamientos: infiltración con PRP e instilaciones con Ac. Hialurónico, para abordar el tratamiento desde una doble perspectiva. Solemos empezar con una infiltración con PRP, intervención en la que aprovechamos para ver la vejiga por dentro y conocer el grado, extensión y localización de la inflamación. A continuación, se ponen las instilaciones vesicales, empezando a los 15 días de la infiltración. Habitualmente ponemos 1 instilación semanal durante 4 semanas y posteriormente se van distanciando en función de la mejoría clínica del paciente, pasando a 1 instilación quincenal, mensual, cada 6 semanas, cada 2 meses, etc. Si la inflamación vesical es extensa o severa, podrán ser necesarias más infiltraciones con PRP. Siempre se espera entre 4-6 meses entre una y otra infiltración. Siempre se mantiene el tratamiento con instilaciones entre las infiltraciones.
Con este protocolo de tratamiento, combinando infiltraciones con PRP e instilaciones con ácido hialurónico, se consigue una mejoría clínica significativa en más del 90% de los pacientes. En muchas ocasiones es necesario asociar otros tratamientos: medicamentos, fisioterapia, etc.