Cistitis Intersticial: causas, síntomas, tratamientos y más.

La cistitis intersticial es una afección que causa molestias o dolor en la vejiga y una necesidad de orinar frecuente y urgentemente.

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La cistitis crónica, que también es conocida como síndrome de vejiga dolorosa o cistitis intersticial, es una enfermedad que afecta a las paredes de la vejiga y provoca una inflamación y dolor en esas paredes. Aparece frecuentemente en mujeres de entre 30 y 50 años y, muy frecuentemente también, se asocia con otras enfermedades, como puede ser el síndrome de fatiga crónica, la fibromialgia o el colon irritable.

La vejiga es una víscera hueca de la pelvis, y las paredes están constituidas, sobre todo, por una capa muscular, que es la parte más gruesa, y, en el interior, el epitelio o urotelio. Esta víscera se va llenando a medida que va almacenando orina y llega un momento en el que los nervios transmiten suficiente señal como para manifestar la necesidad de tener que ir a orinar.

En los pacientes con cistitis crónica, estas paredes de la vejiga están inflamadas y eso va a provocar que cuando se va distendiendo la vejiga se produzca una sensación de tener que ir urgentemente a orinar y de dolor. Y los pacientes van a tener que vaciar su vejiga a pesar de que el contenido que tenga es muy pequeño.

A diferencia de las infecciones urinarias habituales, en las cistitis crónicas no hay una causa infecciosa; no son bacterias las que causan el problema. No se conoce con exactitud cuál es el mecanismo causal de la cistitis crónica. Se piensa que es una enfermedad autoinmune y que puede estar desencadenada por infecciones recurrentes, por factores hormonales, por factores genéticos.

Por todo ello, es importante que hagamos un estudio detallado de cada paciente para saber cuál es el problema exacto que tiene, cuál es el mejor tratamiento que le podemos plantear y conocer con exactitud el tipo de inflamación que tiene su vejiga.

Cistitis Intersticial: Síntomas

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5 síntomas a los que debes prestar mucha atención, porque podrían indicar que padeces una cistitis crónica.

La cistitis crónica es una inflamación persistente de la vejiga que puede causar una variedad de síntomas incómodos y debilitantes. Estos son los síntomas más comunes:

Dolor y molestias en la vejiga: con sensación de dolor, presión o incomodidad en la zona pélvica, específicamente alrededor de la vejiga y la uretra. El dolor suele aumentar a medida que la vejiga se va llenando y remite cuando se vacía.

Aumento de la frecuencia urinaria. Necesidad de orinar con mayor frecuencia de lo normal, a menudo en pequeñas cantidades y con ardor.

Urgencia urinaria: Sensación urgente y persistente de necesitar orinar, incluso si la vejiga no está muy llena.

Ardor, escozor o dolor al Orinar: normalmente localizado en el extremo de la uretra.

Dolor Pélvico: Dolor constante o intermitente en la región pélvica, que puede empeorar con el llenado de la vejiga y aliviarse temporalmente después de orinar.

Otro dato importante que nos hará sospechar la existencia de una cistitis crónica es que los cultivos de orina sean habitualmente negativos, descartando que se trate de una cistitis bacteriana habitual. Si pedimos al paciente unas citologías de orina, frecuentemente encontraremos un componente inflamatorio en las mismas.

Dado que las causas exactas de la cistitis crónica no siempre son claras, si te identificas con algunas de estas señales, te aconsejamos que vengas a consulta cuanto antes. Consultar a un profesional de la salud puede ayudarte a obtener alivio mediante tratamientos adecuados. Pide cita con nosotros a través del teléfono que te facilitamos en la descripción.

    Causas de la cistitis intersticial

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    La causa exacta de la cistitis intersticial no se conoce completamente, pero se cree que es una enfermedad multifactorial. A continuación, vamos a enumerar varios factores que parecen contribuir al desarrollo de esta enfermedad:

    1. Existe un defecto en la barrera del epitelio vesical: Uno de los factores que parece más determinante en el origen de la CI sería la disfunción en el efecto de barrera del epitelio de la vejiga. Dicho epitelio perdería su impermeabilidad, permitiendo que sustancias irritantes de la orina penetren en la pared de la vejiga y causen inflamación y dolor. 

    2. Alteraciones en los Glicosaminoglicanos (GAG): La capa de GAG en la superficie del epitelio vesical puede estar dañada en personas con CI, permitiendo que las sustancias irritantes penetren en la pared de la vejiga.

    3. Inflamación Crónica: La CI se caracteriza por la existencia de una inflamación crónica de la vejiga. Se ha encontrado una mayor presencia de mastocitos y otras células inflamatorias en la mucosa de la vejiga de personas con CI. Probablemente esta inflamación se desencadene por el depósito de sustancias que se produce al deteriorarse la impermeabilidad del epitelio vesical.

    4. Disfunción del Sistema Nervioso: La CI también parece estar relacionada con una disfunción en los nervios sensitivos de la vejiga. Esto podría causar una mayor sensibilidad y una respuesta exagerada al dolor en la vejiga.

    5. Reacciones Autoinmunes: Algunos investigadores creen que la CI podría ser una enfermedad autoinmune, en la que el sistema inmunológico ataca erróneamente la vejiga, provocando un deterioro del epitelio vesical y causando así inflamación y dolor.

    6. Infección Crónica: Aunque no se ha encontrado una infección específica responsable de la CI, algunos estudios sugieren que infecciones urinarias repetidas o crónicas podrían desencadenar o agravar esta enfermedad. Es posible que estas infecciones crónicas pudieran poner en marcha un mecanismo autoinmune, responsable, en último término, de la enfermedad.

    7. Factores Genéticos: Existe evidencia de que la CI puede tener un componente genético, ya que esta enfermedad tiende a ser más común en ciertos grupos familiares. Sin embargo, no se ha identificado un patrón de herencia claro.

    8. Factores Ambientales y Estilo de Vida: Se han propuesto factores como el estrés, ciertos alimentos y bebidas, y otras influencias ambientales como posibles desencadenantes o agravantes de la CI.

    Como conclusión, podemos decir que no se conoce con absoluta precisión cual es el origen de la CI. Todo parece indicar que el problema fundamental sería un defecto en el efecto barrera del epitelio vesical debido a una alteración en la capa de GAG. Dicha alteración podría estar causada por un proceso autoinmune, infecciones recurrentes, factores genéticos, etc. Como consecuencia de esta alteración del epitelio, se pierde la impermeabilidad del mismo y se depositarán sustancias en la pared de la vejiga, desencadenándose así una inflamación crónica.

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      Dieta si padeces de Cistitis Crónica

      Uno de los problemas fundamentales en la cistitis intersticial es el deterioro del epitelio, la cubierta interior de la vejiga. Este epitelio debe ser impermeable para que las sustancias en la orina no pasen al espesor de la pared de la vejiga. Cuando esto ocurre, puede desencadenarse un proceso inflamatorio que provoca cistitis intersticial.

      Algunos alimentos tienen un efecto irritativo y, por tanto, deben ser eliminados o reducidos en la dieta de quienes padecen esta enfermedad. Estos son:

      1. Alimentos ácidos: Como la naranja, el limón, el pomelo, la piña, el vinagre y el tomate.
      2. Alcohol: Todas las bebidas alcohólicas.
      3. Bebidas con burbujas: Todas las bebidas carbonatadas.
      4. Picantes y condimentos fuertes: Especias y salsas picantes.
      5. Café y cafeína: Incluyendo el té.
      6. Chocolate y dulces: Alimentos con alto contenido de azúcares.

      En pacientes con síntomas leves o moderados, no será necesario eliminar por completo estos alimentos, sino reducir su ingesta y evitar aquellos que claramente empeoren los síntomas. Sin embargo, en casos graves, sí será recomendable restringir o eliminar estos alimentos para evitar mayor irritación de la vejiga.

      Además, recomiendo beber entre dos y dos litros y medio de agua al día, repartida de manera homogénea a lo largo de la jornada. El agua ayudará a diluir la orina, reduciendo así el efecto irritante de las sustancias y obligando a vaciar la vejiga con más frecuencia. De este modo, las sustancias irritantes estarán menos tiempo en contacto con las paredes de la vejiga.