
Prolapso Genital
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¿Qué es el prolapso genital?
El prolapso genital es el descenso o descolgamiento de uno o varios órganos pélvicos (vejiga, útero, recto, uretra o intestinos) hacia el interior de la vagina. En los casos más avanzados, el órgano puede incluso asomar por fuera, generando molestias importantes y afectando a la calidad de vida.
En Instituto Urológico IGB somos un centro de referencia en el diagnóstico y tratamiento del prolapso genital, con más de 25 años de experiencia y un enfoque multidisciplinar que garantiza la mejor solución para cada paciente.
¿Qué órganos pueden prolapsarse?
En función del órgano descendido, hablamos de distintos tipos de prolapso:
- Cistocele: Prolapso de la vejiga hacia la pared anterior de la vagina.
- Rectocele: Prolapso del recto hacia la pared posterior de la vagina.
- Prolapso uterino: Descenso del útero por debilidad de los ligamentos que lo sostienen.
- Enterocele: Descenso de una parte del intestino delgado hacia la vagina.
- Prolapso de la cúpula vaginal: Ocurre tras una histerectomía (extirpación del útero).
- Uretrocele: Descenso de la uretra, frecuentemente asociado a incontinencia urinaria.
Causas del Prolapso Genital
Los factores que favorecen la aparición del prolapso son múltiples, y en cada paciente suele haber varios de ellos:
Embarazos y partos vaginales
Especialmente si han sido múltiples, prolongados, instrumentales (con fórceps o ventosa) o con desgarros, provocan daño en músculos y ligamentos del suelo pélvico.
Envejecimiento y menopausia
Con la edad se produce un deterioro del colágeno y de la elasticidad de los tejidos, agravado por la disminución hormonal tras la menopausia.
Factores genéticos
Algunas mujeres tienen una predisposición hereditaria por alteraciones en la calidad del colágeno, lo que debilita los tejidos de soporte.
Presión abdominal excesiva
Obesidad, tos crónica, estreñimiento o levantar peso de forma habitual generan una presión constante que contribuye al deterioro del suelo pélvico.
Cirugías pélvicas previas
Intervenciones ginecológicas o digestivas pueden alterar el soporte anatómico, facilitando el prolapso.
Síntomas del Prolapso Genital
Los síntomas pueden variar según el tipo y el grado del prolapso. Los más comunes son:
- Sensación de presión, bulto o pesadez en la vagina.
- Aparición de una masa que sobresale por la vagina.
- Dolor o molestias al estar de pie, caminar o tener relaciones sexuales.
- Incontinencia urinaria o fecal.
- Dificultad para vaciar la vejiga o el recto completamente.
¿Cuándo hay que operar un prolapso?
La cirugía no siempre es necesaria. La decisión de operar se basa principalmente en:
- Grado del prolapso.
- Síntomas y afectación de la calidad de vida.
- Preferencias de la paciente.
Se recomienda cirugía cuando:
- El bulto sobresale por la vagina de forma persistente.
- Existen úlceras o sangrados por el roce.
- Hay dificultad para orinar o defecar.
- Hay infecciones urinarias de repetición asociadas.
- La vida sexual se ve claramente afectada.
- El uso de pesarios no consigue una mejoría suficiente.
Tratamiento del Prolapso Genital
En Instituto Urológico IGB realizamos un estudio individualizado de cada paciente. Ofrecemos un tratamiento integral, en colaboración con ginecólogos, proctólogos y fisioterapeutas especializados en suelo pélvico.
Opciones de tratamiento:
- Tratamientos conservadores:
- Pesarios vaginales.
- Fisioterapia de suelo pélvico.
- Modificación de hábitos (pérdida de peso, dieta rica en fibra, etc.).
- Tratamientos quirúrgicos:
- Cirugía reconstructiva personalizada según el tipo de prolapso y la situación de la paciente.
El objetivo es no solo corregir el problema, sino también evitar recidivas y mejorar la calidad de vida.
¿Por qué tratarte en Instituto Urológico IGB?
- Más de 25 años de experiencia específica en el tratamiento del prolapso genital.
- Unidad de referencia en España.
- Equipo multidisciplinar y protocolos individualizados.
- Formación continua de especialistas nacionales e internacionales en nuestro centro.
Preguntas Frecuentes sobre Prolapso Genital
¿Cuáles son los factores de riesgo más comunes para desarrollar un prolapso genital?
Los principales factores de riesgo incluyen: partos vaginales múltiples o traumáticos, menopausia y disminución de estrógenos, edad avanzada, obesidad, cirugías pélvicas previas, afecciones que aumentan la presión abdominal crónica (como estreñimiento severo, tos crónica o levantar objetos pesados regularmente), factores genéticos relacionados con la calidad del tejido conectivo y antecedentes familiares de prolapso.
¿El prolapso genital siempre requiere cirugía o existen tratamientos conservadores efectivos?
No siempre es necesaria la cirugía. Para prolapsos leves o moderados, existen tratamientos conservadores efectivos como los ejercicios de fortalecimiento del suelo pélvico (Kegel), uso de pesarios vaginales (dispositivos que proporcionan soporte), terapia hormonal local en mujeres posmenopáusicas y modificaciones del estilo de vida (control del peso, evitar el estreñimiento y actividades de alto impacto). La cirugía generalmente se reserva para casos más severos o cuando los tratamientos conservadores no proporcionan un alivio adecuado.
¿Cuáles son los diferentes tipos de prolapso genital y cómo se diferencian sus síntomas?
Existen varios tipos: cistocele (vejiga), rectocele (recto), uterocele (útero), enterocele (intestino) y prolapso de cúpula vaginal post-histerectomía. Los síntomas varían según el tipo: el cistocele suele presentar incontinencia urinaria, micción frecuente o incompleta; el rectocele puede causar dificultad para evacuar y sensación de presión rectal; el prolapso uterino se manifiesta como sensación de peso o «bola» en la vagina; y todos pueden ocasionar dolor lumbar, sensación de presión pélvica o molestias durante las relaciones sexuales.
¿Qué cuidados y recuperación se requieren después de una cirugía de prolapso genital?
La recuperación postoperatoria generalmente incluye: reposo relativo durante las primeras 2-4 semanas, evitar levantar objetos pesados (más de 2-3 kg) durante al menos 8 semanas, abstención de relaciones sexuales por aproximadamente 6-8 semanas, evitar el estreñimiento mediante una dieta adecuada y posible medicación, ejercicios específicos recomendados por el especialista para fortalecer el suelo pélvico una vez permitido, y seguimiento médico periódico para evaluar el resultado de la intervención. La recuperación completa puede llevar hasta 3 meses.